Here in my mind...

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Si el mar fuera una enorme naranjada yo probaría media cucharada, pero como es de avena lo dejo allí en la arena, porque la sopa no me gusta nada. [M.E.Walsh]

sábado, 9 de abril de 2011

As happy as a clam

Algunas veces, un gesto de buen humor, de simpatía, o de ternura, puede cambiar el color del mundo. Y viceversa, ¿no? De repente JL me hace un comentario desde el escritorio de al lado, cortando por un segundo la monotonía de trabajar, y con una sonrisa por un ratito es más fácil trabajar. Un viejito me da el asinto en el colectivo "porque es lindo ver a la juventud leer" y me acuerdo de esa anécdota por años dps... A veces un día soleado de noviembre, una calle llena de flores de Jacaranda, una noche oliendo a paz puede alegrarme el corazón, y un día gris de lluvia, de frío, puede dejarme sin ganas de nada. Pero hoy quiero hablar del otro lado, cuando mi humor cambia el color del mundo.

A veces estoy caida, u obsesiva, estresada o enojada y parece que nada me viene bien. Nada me gusta, la comida tiene menos sabor, y nada a mi alrededor llama mi atención. Estoy encerrada en mí misma, y me cuesta siquiera hablar con la gente, porque no se me ocurre que decir. O sólo quiero hablar con ese par de personas a las que le cuento mis rayes, con los que puedo llorar en sus hombros, pero más que nada me convierto en una ostra que tiene miedo de vivir.

Otras veces, pareciera que el solo hecho de caminar por la calle me entusiasma como si tuviera 5 años. El sol, el pastito en una vereda son motivos de alegría. Arranco de buen humor, y bailo por la calle mientras escucho música, saco conversación con el colectivero que me lleva a Ciudad en lugar de embolarme porque otra vez tengo una hora de viaje, me hago amiga de mis alumnos contándoles anecdotas pavas, disfruto de la vida como si fueran frutillas...

El lunes pasado a la noche tuve un ratito de esos. Volvía escuchando música, bailando sin siquiera darme cuenta, y bailando entré a la heladería (para comprar algo dulce para dps de cenar). Había un heladero nuevo, con acento caribeño, y en ese mismísimo acento me pregunto divertido que escuchaba tan contenta. No recuerdo que contesté, pero sí que sonriendo le pasé los auriculares, y lo hice adivinar que escuchaba. No le acerto, y de hecho reimos de que dijo "U2? Oasis?" y era una voz de mujer, pero le comenté que justo justo la canción anterior habia sido de Oasis. Así hablamos un par de pavadas más mientras me servía mi 1/4 de helado, entre ellas me preguntó si me gustaba mucho el coñac cuando finalmente elegí el 3r gusto (mousse de cafe al coñac), si vivía por el barrio, y cuando le dije algo de que "yo era un aparato con eso de ir por ahí bailando" me contestó que no, que era una buena forma de cortar con la monotonía de un día laboral. Y cuando pesó el helado al que le costó ponerle la tapa, vi que mi cuarto de helado pesaba 380gr :).

Yo lo interpreté como que esa noche, mi arranque de buen humor y mi bailecito por las calles corto la monotonía de un día laboral de dos personas, y no sólo una...

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