La Mar estaba serena
Cuando me voy de vacaciones a la playa, a medida que me bronceo y mi piel se va oscureciendo, siento que yo misma me voy limpiando y renovando energias, sacando todo ese peso de mas del alma. El ruido del mar relajante y el del viento mientras lees un libro o simplemente descansas tirado en la arena (o una esterilla, si no quiero llenarme de ese sarpullido extraño en el cuello y pecho que pica tanto), el sol en el cuerpo, meterse al mar y solo pensar en las olas, el agua fria y la distancia de la playa. Ir a caminar sintiendo como el agua moja tus pies y ese cansancio que queda despues en las piernas es cansancio de mar, distinto, por caminar con esa pequeña resistencia del agua. Todo eso necesito del mar para cuando llega fin de año y mis baterias estan vacias. Todo eso me da la fuerza para un año nuevo.
Pero hay algo mas, algo que parece una pavada pero ayuda, y a lo que en estas ultimas vacaciones no le dedique tanto tiempo como hubiera querido (un ratito si, pero solo un ratito y lamentablemente no llegue a dejar de pensar) y es jugar con esa arena humeda justo en el borde del agua. Ir armando una montaña intrincada de arena que se fue escurriendo entre mis dedos, y a medida que caia se iba secando y formaba torres y torres de arena retorcida . No pensar en que forma darle, porque el mar no lo permite y te cambia el diseño, sino dejar que con la llegada del mar y la fuerza del viento tome forma solo. Pero tampoco pensar en otra cosa que maravillarse por la forma que va tomando, por la sensacion de la arena y el agua entre las manos, por el mar que de vez en cuando nos moja ahi sentados. Liberar la mente de los miles de pensamientos que conviven a diario en mi cabeza y solo sentir la arena...
Se parece un poquito a la sensacion de hacer una torta, cuando mezclas los ingredientes de cero y vas sintiendo esas diferentes texturas entre los dedos a veces mas pastoso y otras mas cremoso, a veces mas extraño (como cuando agregas los huevos) y otras con ganas de probarlo, pero siempre diferente y un poquito relajante... aunque solo un poquito, ni cerca de lo que se siente al lado del mar, jugando con la arena como si fuera chiquita una vez mas, como si no tuviera preocupaciones o dolores o miedos una vez mas, como si por un ratito lo unico que existe en mi mundo es esa arena entre mis manos, el agua y el sol...
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