Here in my mind...

You know you might find something that you, you thought you once knew... I'm free to be Whatever I choose

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Nombre: Is
Ubicación: Argentina

Si el mar fuera una enorme naranjada yo probaría media cucharada, pero como es de avena lo dejo allí en la arena, porque la sopa no me gusta nada. [M.E.Walsh]

viernes, 31 de diciembre de 2010

If you'll check out my Christmas list

Me revientan las generalizaciones. Y sin embargo, se que a veces las hago. Que a veces pienso en esos términos, que a veces realmente me las creo. Que feo. A ver como explico lo que sigue, entonces, sin generalizar...

Solía pensar que, si bien me resulta sumamente difícil comprar regalos porque quiero que sea algo que a la persona que se lo compro le guste, no que a mí me guste, y mi indecisión me supera, que me era más fácil comprarle a las mujeres que quiero que a los hombres. A las mujeres, en general me sale comprarles algo (si lo pienso suficiente y no muero de dudas en el medio) algo que les guste, pero muchas veces los regalos a los hombres que conozco se sienten meramente aceptables. Pero hace unos dias, comprando un regalo navideño, me di cuenta de algo. Es cierto que a los hombres que conozco simplemente, en general me salen regalos aceptables y ya, pero si pienso en las mujeres y hombres que realmente quiero mucho, son sólo a ellos a los que siento que puedo comprarles regalos que les encanten, que les fascinen.


A los pibes que conozco más de cerca (a lo mejor hace falta conocerlos de toda la vida, como a mis hermanos), conozco por ejemplo que les gustaba de chico, de que fueron alguna vez fanáticos. Son a los que puedo regalarles un llavero con un dibujo de algo que amaban, o una torta con un feliz cumple en una tipografía que les recuerda algo, y hacerlos emocionar. Son aquellos que sin miedo de compartir que les gustaba, sin avergonzarse ahora aunque ya no los emocione igual, y que pueden ver entonces que lo importante no fue cuanto gasté sino cuanto los conocía al pensar en el regalo. Con las mujeres que quiero mucho, en cambio, casi no se de esos detalles, les da verguenza confesarlos, y siento que me mirarían con cara de ¿ésto me regalaste? si me aparezco en un cumpleaños con una remera de Jem & de Holograms envuelta en papel de regalo (¿?). Les encantaría una remera moderna, elegida a su gusto y que les vaya, pero no se van a emocionar con esos detalles.

Y por eso, mientras compraba el regalo navideño que costo poco (comparado con haberle comprado una remera que le fuera re bien, por ejemplo), me sentí re feliz de imaginar la cara de felicidad cuando el paquete se abra y ese amigo de sexo masculino se de cuenta que fue elegido especialmente para él.

No sé, se me ocurrió mientras estaba feliz con el regalo en la mano ¿Tiene sentido?

jueves, 23 de diciembre de 2010

Singing in the Rain

Mientras todo Buenos Aires espera ansioso la lluvia, que traiga un poco menos de calor, algo de frescura, yo solo quería mojarme entera. Solo quería recuperar la lluvia.

Algunas veces es una canción, un lugar, un vestido. Algo que nos gustaba mucho pero ahora trae recuerdos que preferimos no pensar. De algunas cosas nos deshacemos, van a parar a un cajón y ya, pero otras duele perderlas. Y si lo dejamos, podríamos perder todo, todo podría recordarnos otro tiempo. Da bronca cada cosa que amábamos y elegimos perderla por luego haberla rodeado de historias que preferimos no recordar, y da miedo dejarse escurrir por esas elecciones.

Hoy había decidido bajar del colectivo y no abrir el paraguas, dejarlo en la cartera. Mojarme entera, caminar las 6 cuadras a casa bajo la lluvia que estaba comenzando a mitad de camino de casa y recuperar ese olor a lluvia que me encanta. Esa frescura cuando no me molesta que me moje, ese escucharla cuando quiero dormir y que simplemente me relaje, los recuerdos de esa vez que me mojé volviendo de la heladería con Juan y Eliana, y otros tantos de los que producen ternura, que no duelen. Pero la lluvia no vino aún, llovizno un poquito y se quedó ahí.

Espero tener el valor para, cuando finalmente se large, mientras todo Buenos Aires consiga un respiro, salir a la calle, abrir los abrazos, cerrar los ojos, levantar la cara y dejarla mojarme. Y recuperar la lluvia, y con ella, pedacito a pedacito, recuperar mi alma...