Naked & ¿sexi?

Hay algo que se supone re sexi y nunca entendí. Es la idea de una mujer desnuda en la bañera, con luz de velas, burbujas que no tapan todo lo que deberían tapar, tal vez oyendo música suave (pero sin embargo voluptuosa) y AFEITANDOSE LAS PIERNAS. ¿Por qué afeitándose? En la realidad eso sería tan poco sexi! Desde los pelos que quedan en la bañera hasta el hecho de que antes del instante en que termina ¡estaba re peluda!

Y sin embargo, la idea de que esté afeitándose suma. Y de repente se me ocurrió una idea (bueno, varias, pero cuento esta), tal vez cualquiera (¿por qué nunca termino de estar de acuerdo conmigo, siempre escapándome de tomar una decisión, y tengo que aclarar ese "o tal vez no", "en realidad no se", "por ahi es cualquiera"?) pero tal vez sea el voyeurismo de la situación. Si está "permitido" mirar, ya no es tan sexi. Si no se podía, está la culpa. Pero de alguna manera en esa escena hay una invasión a la privacidad que hace que aún con permiso de la mujer "desnuda", mirarla en ese momento de tanta intimidad como cuando está en la bañera haciendo algo tan privado (como podría ser ir al baño, pero eso ya es más asquerocito que sexi) dejando su mente volar (porque toma tiempo hacerlo bien, carajo), algo en esa mezcla con el relax del baño de burbujas y la cabeza volando muy muy calmadamente, casi escapándose del mundo, que lo hacen llamativo (con ese mismo llamado de la adicción al chocolate o a comerse las uñas), sexi, interesantísimo.

Y de repente se me ocurre que casi casi toda esa explicación (casi excepto por la parte de relajada que siempre deseo pero nunca consigo, que siempre me falta tanto, que es directamente lo contrario) se aplica al momento en que apago las luces y me dispongo a dormir. Boca abajo, tapada con una sábana pero con sólo una bombacha en mi cuerpo, ni siquiera el pelo sobre mis hombros que lo levanto para que no moleste, en ese momento cotideano, normal en que sería "casi" permitido pero no el espiarme por lo vulnerable de la situación, de que estoy tratando (y no pudiendo) dejarme llevar por el sueño, mientras mi cabeza vuela, vuela...

The Story of Sleeping Beauty

Lo que me encanta de los libros que me encantan es que no me dan sueño.

Para, para, no es que lo redacté mal, no. No es sólo que "como" me encantan, me engancho suficiente para meterme en la historia tanto que no me den sueño. Bueno, si un poco, obvio, pero también al revés.

Los libros que no me dan sueño me permiten seguir leyéndolos al menos un par de horas seguidas sin perderme en el camino, sin empezar a dormirme y leer sin leer, sin tener que volver a la realidad aunque sea por un instante y darme cuenta que existe el mundo afuera y que "eso" es solo una historia. Entonces, me permiten ir metiéndome más y más profundo, involucrándome más y por lo tanto, llegándome más. Haciendome sentir más cosas, y definitivamente sintiéndolas más fuerte, digamos. Y así es como son esos libros, sean respetables como Millennium o ni un poquito como Twilight, sean dramáticos (ie: llorosos) como los de Vasconcelos, medio románticos como El pajaro canta hasta morir o los de Isabel Allende, o policiales como los primeros de Bones, y por supuesto no podemos olvidar el gran gran Harry Potter, me hacen morir de ganas de seguir leyendo, del "sólo un capítulo más" durante páginas y páginas.

Y es también lo que hace que finalmente los vuelva a leer una y otra vez. Volver a involucrarme tanto, vovler a leer un libro que se que no me va a hacer dormirme sino todo lo cotnrario. Sip, el que no me den sueño es consecuencia, pero también es causa. Y las dos cosas están buenas (aún para mí que siempre estoy buscando que me expliquen como hacer para dormirse :D)